Hablar
de AUTONOMÍA de las Instituciones Educativas públicas debemos iniciarla
comprometiéndonos con el Art. 66 de la Ley General de Educación que señala: “La Institución Educativa, como comunidad de
aprendizaje, es la primera y principal instancia de gestión del sistema
educativo descentralizado. En ella tiene lugar la prestación del servicio.
Puede ser pública o privada. Es
finalidad de la
Institución Educativa el logro de los aprendizajes y la
formación integral de sus estudiantes. El Proyecto Educativo Institucional
orienta su gestión.”
Tomemos algunos aspectos como diagnóstico, donde la labor del personal directivo es clave:
PERSONAL DIRECTIVO:
Son
el DIRECTOR y los SUBDIRECTORES.
De
acuerdo al Art. 55° de la Ley General
de Educación: “El director es la máxima autoridad y el
representante legal de la Institución Educativa. Es responsable de la
gestión en los ámbitos pedagógico, institucional y administrativo.”
La
mayoría son nombrados. Los cuales al tener nombramiento hacen de su labor RUTINA, y al no haber EVALUACIÓN cualquiera sean
sus resultados la considera óptima.
Son
muy pocos los que cuentan con los instrumentos de gestión elaborados
técnicamente y con participación de la comunidad educativa. Muchos docentes cuando se les pregunta por
ellos, comentan que “son los mismos del año pasado”, otros “que sólo los de la
comisión la conocen”, “no nos hemos reunido para ello”, “que el director no
convoca para su discusión”, etc., etc.
Sus
funciones NO las realiza técnicamente. Por ejemplo, tiene su PEI pero no
monitorea y lo evalúa durante su implementación; aplica la técnica Foda para el diagnóstico y
no prioriza los problemas ni las estrategias para resolverlos (por ello todos
los años siguen diagnosticando los mismos problemas), etc.
EN LA GESTIÓN PEDAGÓGICA:
No cumple su función
principal que es lo PEDAGÓGICO,
dentro de ello, la supervisión, MONITOREO y evaluación de los procesos
pedagógicos, principalmente la ejecución
y desarrollo de las sesiones de aprendizaje, teniendo en cuenta que es aquí
donde los estudiantes deben lograr su formación académica.
Si
no preguntemos los profesores de educación secundaria, ¿cuántas veces hemos
sido supervisados por nuestros Directores?
Esta
labor las delega a los Subdirectores
del nivel educativo, que nuevamente reflejan NO cumplir sus funciones
técnicamente, sino veamos: el PCI tiene los objetivos estratégicos pero no los
desagrega adecuadamente para trabajarlos durante el año escolar y menos, se
propone indicadores para evaluar su avance; aún no comprende que diversificar
el DCN en el marco de la misión, visión y los valores asumidos por la
institución educativa nos da autonomía pedagógica, por ello no garantiza la
coherencia existente entre el PCI, la programación anual, las unidades
didácticas y las sesiones de aprendizaje.
No
evalúa el desempeño del personal y en el caso del personal docente no los
relaciona con los logros de aprendizaje de los estudiantes.
Planifica
las actividades académicas y administrativas (copia las mismas actividades
todos los años), las programa en el PAT pero no las presupuesta, no gestiona
fuentes de financiamiento para su ejecución; no establece indicadores de
impacto, menos monitorea, evalúa y/o propone los planes de mejora respectivos
como corresponde.
Además,
los directores encargados, como también los subdirectores, (que en su mayoría
fueron designados por cercanía a la filiación política de la instancia
superior) no cumplen el perfil para dicho cargo. Este incumplimiento, también
se dio en el último concurso para Encargaturas de Dirección, sino, recordemos
lo sucedido en Lima Metropolitana, que ni el 5% de los postulantes aprobaron el
examen respectivo.
EN LA GESTIÓN INSTITUCIONAL
La
asume, como la interacción formal con la UGEL, con la tramitación de
documentos, con aceptar como “bueno”
todo lo que viene de las instancias superiores.
Olvida
que debe GESTIONAR, es decir lograr
sus objetivos y metas previstas en lo pedagógico, institucional y
administrativo.
Tiene
como debilidad el desconocimiento de las normas legales y si no es así, la
aplica de acuerdo a sus intereses o de grupo, por lo tanto perjudica a la
institución educativa.
No
implementa un adecuado sistema de comunicación (no todo debe ser memorándum)
con la comunidad educativa.
No
compromete su actuar con la participación organizada de los CONEIs y APAFA,
menos con otras organizaciones del entorno.
Además,
la selección para Directores siempre a sido cognitiva (sólo exámenes de
conocimiento) lo que no garantiza la
práctica de buenas relaciones humanas o tratamiento adecuado para la solución
de conflictos interpersonales, por ello, en muchos casos el clima institucional
no favorece a la gestión escolar.
La
RENDICIÓN DE CUENTAS la asume sólo de la parte económica. No olvidemos, que en los últimos años los Directores
han recibido recursos económicos (mil quinientos nuevos soles por aula, en
muchos casos) que debieron invertir en el mantenimiento de infraestructura de
las instituciones educativas, donde se ha demostrado falta de iniciativa, poca
capacidad de gestión en este rubro, informalidad en su actuación, etc. Incluso,
muchos, demoraron su implementación y otros, hicieron devolución de dinero,
habiendo tantas necesidades de este tipo en las escuelas.
Pero,
esta función también debe cumplirse en
lo Pedagógico, es decir en el logro de los objetivos estratégicos del PEI, de
los objetivos e indicadores (de proceso y de impacto) previstos en el PCI, del
logro de aprendizajes de los estudiantes, del desempeño docente en la ejecución
de las sesiones de aprendizaje, del uso de materiales educativos, del
desarrollo de actividades de investigación, del sistema de evaluación de los
aprendizajes, de la tutoría, del desarrollo de actividades afectivas,
cognitivas y conativas en la comunidad educativa, del cumplimiento real de las
horas efectivas de clase, de la producción académica de los estudiantes en las
diferentes áreas curriculares (portafolio escolar), etc., etc.
Hace
muy poco para generar una cultura de evaluación y autoevaluación de su gestión
y dar cuenta de ella ante la comunidad educativa.
¿
QUÉ HACER ?
Reiterando
que el liderazgo del Director y/o del
personal directivo es fundamental para la gestión de las instituciones
educativas, daremos algunas sugerencias:
·
Dar incentivos
económicos a los que tienen más de 10 años en el cargo para que renuncien
voluntariamente.
·
Evaluación de
los Directores y Subdirectores actuales, en conocimiento, desempeño y producto,
por instituciones acreditadas por el SINEACE. Si no aprueban, participan en el
concurso de direcciones.
·
Convocatoria a
Concurso de Direcciones y Subdirecciones (Designación por 5 años en la plaza a
la que postula, monitoreo en gestión, luego evaluación y si aprueba se le
ratifica en el cargo); los que no aprueban, regresan a la función docente según
sus títulos y/o especialidades.
·
Capacitación a
los nuevos directores en gestión de calidad.
·
Normar la
participación del CONEI en la gestión escolar, con reunión mensual de trabajo y
evaluación de los avances del PAT, PCI, etc.
·
Bonificación
especial por logros esperados en el marco de la Matriz de Estándares de IPEBA.
·
Publicación de
los informes de gestión anual en la web de las UGEL.
SEAMOS PROTAGONISTAS
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