sábado, 7 de mayo de 2016




MAESTRO, POETA Y LUCHADOR SOCIAL
MAESTRO, POETA Y LUCHADOR SOCIAL

Un abrazo fuerte desde el Fango, Callao, 
ESTIMADO ALCIDES PARA TI UN POEMA: 
MAESTRO POETA Y LUCHADOR SOCIAL
Es bueno el silencio y el dolor para escuchar el grito del alma para arrancar lágrimas y verlas rodar por las mejillas... (Juan Alberto Castro)

Había una vez un gran maestro, poeta y luchador social. Todos decían que era de una clase rara hasta decían que su especie estaba en extinción. Con sus manos limpias moldeaba la arcilla de barro por un futuro mejor. Su canto era su única carta de presentación. Un amanecer de frío otoñal, sus colegas, sus alumnos y padres de familia, discípulos todos de él lo recepcionaron y lo ovacionaron por sus sabias enseñanzas. Fue tan aplaudido que él se sintió inmensamente feliz pero nunca perdió su humildad.

Otro día en una velada resplandeciente el maestro, poeta y luchador social con el poemario en mano alta comenzó a declamar sus versos de fuego lumbre. Todos atónitos escuchaban con ojos casi brillosos como nueva aureola de un nuevo amanecer. La manera como el auditorium pletórico escuchaba era inarrable. Había un silencio infinito sólo se escuchaba la voz potente del maestro, poeta y luchador social verso tras verso estrofa tras estrofa prosa tras prosa rima tras rima. Sus palabras parecían tener aroma de rosas, geranios, claveles todos bermejos encendidos de rubí. Sus poemas eran largos, directos y muy sencillos.


El poeta gustó el auditorium atiborrado también lo aceptó. Cuando estaba en la mitad de lo mejor de su oratoria y cuando el auditorium se encontraba en lo más alto de su limbo gozoso, el poeta calló, sus ojos se oscurecían y se humedecían. Se le nublaban por la metáfora suplicia y desgarradora pero también inmensamente esperanzadora. El maestro, poeta y luchador social respiró hondo y volvió en sí, sin dejarse vencer por el martirio, siguió declamando con la fuerza de un implacable gladiador. Los ojos del auditorium brillaban como un inmenso rocío que llegaba al corazón. Era el mejor momento de la poesía.


Cuando el maestro, poeta y luchador social como puma en alto apoyado en el oratorio inclinando su cabeza para rematar su última metáfora. Se escuchó del fondo, una soterrada y aguardientosca voz de esos que nunca faltan que amparada por la oscuridad, provocadoramente gritó:
¡¿Por qué tú poesía es triste?!
¡Eres un resentido social! ¡Eres un renegado!


El maestro poeta y luchador social, calló. El auditorium también se sorprendió y cuando todo parecía acabar... con esas fuerzas que solamente tienen aquellos que tienen una inagotable reserva moral. Sucedió lo inesperado. El maestro, poeta y luchador social como si nada hubiese ocurrido no hizo caso tamaña provocación levantó su cabeza siguió y avanzó. El auditorium impresionado y atiborrado siguió escuchando la hermosa poesía del maestro, poeta y luchador social. Que se entregaba con toda su fuerza y energía en lo mejor de su oratoria hasta nuevamente gozar de la palabra, convertida en rayo.


Pero El maestro, poeta y luchador social con su voz entrecortada por el mustio sable de la injusticia que atragantaba al declamador. Paró, momentáneamente, no podía más... todos miraron al poeta vestido de luces y de hialino transparente cuando iba a callar... sacó fuerzas... iba a parar... pero siguió El auditorium no podía ni siquiera imaginárselo; algo tenía que suceder todo el auditorium boquiabierto contemplaba, escuchaban su voz esperanzadora y él los miraba a todos muy tiernamente. y desafiando dijo:
- ¡Sí, mi poesía es triste!  ¡y qué!
Porque la realidad, -ahora- es triste y el artista popular tiene que reflejar, no solamente eso, sino el nuevo amanecer de un pueblo que inexorablemente se levantará para desafiar a los monstruos de la clase dominante.


La respiración del público se paralizó ninguna estrofa fue olvidada, toda la prosa fue terminada y al terminar su última parte lo hizo tan bien que el auditorium rompió el silencio para desembocar en la placidez e ímpetu del poema largo, sensible y social, que todos escucharon hasta llegar al delirio.  El maestro, poeta y luchador social alcanzó la gloria, arañó el cielo su nombre corre por todo el arenal cuya compañía es la luna, el viento, la neblina, la estera y los niños para jugar dulcemente con el tiempo, el rocío y el sol.


EL MAESTRO, POETA Y LUCHADOR SOCIAL ES EL NUEVO SÍMBOLO DEL HOMBRE NUEVO Y DE UN MAÑANA MEJOR.